"The decision to relax rather than to grip even in the face of impatience or fear is a conscious and brave choice" B.K.S. Iyengar

martes, 5 de octubre de 2010

Viparitabhava


Palabra extraña Viparitabhava, ¿verdad? Te explico: Viparitabhava es la creencia humana de que Dios o el Ser está muy lejos de nosotros y, por lo tanto, es difícil de llegar a Él.
Nuestro ego, que como bien sabemos, simpatiza con el impermanente mundo de la ilusión, se abraza a todo lo externo, se abraza a todo cuando le alcanzan sus Indriyas o sentidos. Ver, oír, tocar, oler, gustar, son para él la clave de la vida, su alegría, su justificación de existencia. No le hablemos al ego del SER, y, por favor, abandonemos ya la idea primitiva, medieval, de nombrar a Dios a cada instante.
El lobo del Tiempo se devora, año tras año, hora tras hora, nuestra posibilidad de ascender a lo Divino. Un día cualquiera, salimos del reino del gran lobo, sin haber andado ni siquiera un trecho en la Senda tan nuestra de la Realización Interior.
Argüímos constantemente que "Dios está muy lejos", que somos muy pequeños para emprender ese viaje colosal que es descubrir el centro nuestro y así, abrazados a Viparitabhava, nos convertimos en fantasmas de nosotros mismos, nos convertimos en una vida cuasi animal, que sólo se entrega a sus simpatías en el reino de la sensibilidad.
De ahí no se pasa, porque... "uno es muy pequeño... mediocre... torpe...", y entonces dejamos de volar, y como el príncipe del cuento de hadas, nuestra Águila Blanca nacida para ser señora de las Cumbres, se transforma en un batracio morador del fango.
Viparitabhava, ¡ay!, creencia equivocada a la que la Biblia cristiana y el Bhagavad Gîtâ hindú, a la que Corán y Pentateuco rechazan categóricamente con sus Enseñanzas.
"Quien te dio ojos, ¿no ha de ver?", nos dice la Biblia.
Y el Gîtâ repite: "Por doquiera tiene Aquel manos y pies, por doquiera ojos, cabezas y bocas. Todo lo oye, mora en el mundo, y todo lo envuelve" (Bh. G. XIII, 13), es decir..."no está lejos"...
Si pudiéramos inclinarnos un poco más hacia la Luz, seguramente seríamos capaces de perder tanta ignorancia y sumirnos en una Sabiduría más profunda para bien de nosotros mismos.
La criatura humana se encierra en una cárcel fabricada por el herrero de su mente equivocada, una cárcel de complejos, de traumas psíquicos que constantemente le repiten: "no tienes fuerzas, no puedes, no llegarás", uno siente que por dentro todo se derrumba, siente que "no va más". Se mata entonces al Sol de la esperanza que siempre se halla presente, se apagan las luces y se va uno a vivir el día largo y gris de las mil imposibilidades. Lo cierto es que podemos porque Dios está cerca, porque quiere que podamos, pero Viparitabhava nos hace creer que nunca llegaremos al Reino de nosotros mismos. Y así, mientras el hombre se adormila y se niega a ver el Sendero, a su redor esplenden las corolas de las flores, reverdecen las copas de los árboles y la vida continúa adueñándose una y otra vez de la Casa del mundo, transmutando los inviernos en maravillosas primaveras.
Tal vez, la labor más importante de un Discípulo de la Filosofía Trascendente, es hacer a un lado ese concepto equivocado, y en vez de decir: "Tú puedes triunfar en este mundo en cuanto te propongas", decir: "Tú puedes Realizar a Dios, a tu Ser, y marchar hacia el Camino de la Luz si descubres el sagrado Caminante que hay en ti"
Ese Caminante al que no le interesan las opiniones de la mente negativa, y sigue andando porque está predispuesto a hacer suyos los Tesoros del Cielo.
Recordar siempre que marchamos por la vida de acuerdo a lo que hemos aprendido con mayor profundidad de cuantas experiencias nos fueron concedidas.
Caminamos cuando no es demasiado pesada nuestra carga de dudas, de insatisfacciones, y de todo cuanto genera el ego negativo, que para nada desea nuestra Iluminación, ya que siendo él sombra, ha de terminar desapareciendo en nuestro conquistado esplendor.
Hijo: repite interiormente con todas las fuerzas de tu alma: "Yo llegué a ver la Luz que mora en mí mismo... mañana seré más condescendiente con mis semejantes y sus múltiples errores, haré mañana una obra buena, estudiaré, enseñaré, escribiré, meditaré y vestiré mi alma de luces y a mi corazón de reverenciaspara con lo sagrado".
Si lo haces, el mundo se beneficiará con tus nuevas actitudes y tú habrás conquistado el sacratísimo andar de los Gigantes.
Por Ada Albrecht

No hay comentarios:

Publicar un comentario